Nochebuena Mágica.

24 de Diciembre, ¡el día más esperado del año! o al menos así debería de ser para todos los cristianos que celebramos el nacimiento del niño Jesús. Fecha especial para reflexionar y cambiar todo aquello que está mal en nuestro corazón. Fecha para agradecer a Dios por todo lo que nos rodea, los árboles, las aves, el agua, el sol, las personas que nos acompañan y nos hacen mejores seres humanos.

Fecha para estar en armonía con todos, pero más importante aún, con nosotros mismos.
Los bienes materiales van y vienen, los problemas van y vienen, pero la paz, la tranquilidad y la armonía con nosotros mismos es algo que no podemos perder, es algo por lo que debemos luchar.

Si estamos bien con nosotros, si nos sentimos en paz y agradecidos, si estamos felices con lo que somos y hacemos, si somos conformes con lo que tenemos; bastará para contagiar a los demás y estar bien con todos, porque el bienestar espiritual está en cada uno de nosotros.

Ojalá en lugar de desear ponernos ropa nueva, zapatos nuevos, ir a un salón de belleza y comprar muchos regalos, ojalá en lugar de desear cosas y objetos que serán pasajeros deseáramos paz en nuestro corazón, en nuestra familia, en nuestro país y en el mundo.

¡Ojalá que le diéramos el verdadero sentido a la Nochebuena!; compartir, abrazar, sacar una sonrisa a alguien, disfrutar a las personas vivas y elevar una oración por las muertas.

¡En Nochebuena brilla una estrella, en el cielo es la estrella más hermosa, la estrella más brillante, en el cielo todo es felicidad y regocijo, no hay más sentimiento que gozo y alegría, porque es la venida de nuestro salvador, el niño más humilde y el más grande, el niño menos esperado y el más amado, el niño Jesús!

En Nochebuena no hay cuento más bonito que ese que cuentan los ancianitos, ¡esos señores que ya están bien arrugaditos pero con ganas de vivir!, ¡esos viejitos que nos hablan del niño de cabellos dorados que tenía de mascota muchos animalitos, incluido un burrito!, ese niño que al reír movía cielo, mar y tierra.
¡Por eso en Nochebuena brilla una estrella, la estrella más bonita de todas, la estrella de Belén!.