Vida y Juventud
Hay días de motivación, uno despierta en la mañana decidido a hacer algo productivo y aprovechar la maravilla del sol, en cambio hay otros días en los que uno no quisiera ni levantarse de la cama, el día aunque esté soleado a nosotros nos parece gris.
Les quiero contar una anécdota bonita, algo que presencié hace algunos días, yo iba de camino a mis clases de dibujo, en una tienda estaba una ancianita, estaba peinada con dos trenzas, su cabello totalmente blanco y un delantal rojo, recostada en una mesita de madera hablaba entretenida con una niña que estaba al otro extremo de la mesa, las dos hablaban y reían pero una risa de aquellas que hacen que duela el estómago. Me quedé parada viéndolas, ni me dí cuenta en que momento pero me detuve a verlas y yo también reía, la niña se dió cuenta, me vió y luego vió a la ancianita, la señora se dió cuenta y me vió, le sonreí y ella me dijo:
"Esque uno de viejito se pone como niño otra vez"
Les sonreí, me despedí y seguí caminando. Una noche me puse a pensar en lo que la ancianita me había dicho y me dí cuenta de que la vida se trata de eso; de ser felices siempre y de hacer lo que nuestro corazón sienta que es lo correcto sin perjudicarnos y sin perjudicar a los demás (como los niños). En la juventud es cuando más preocupaciones se nos acumulan y el estrés es constante, como una lluvia fuerte de emociones pero ¿de que nos sirven las preocupaciones en un camino que empieza y termina? ¿cómo es que de niños somos tan felices y despreocupados, para luego de adultos en la plena juventud, cuando más posibilidades de ser libres tenemos es cuando menos aprovechamos el tiempo y más cargas nos ponemos, si al llegar a la vejez vamos a ser niños otra vez? ¿por qué mejor no ser libres, felices y despreocupados siempre?
Aprovechar al máximo el tiempo, no desperdiciarlo en tonterías y cosas vanas que no dejan nada. Toda vida tiene un propósito, toda vida tiene una meta, toda vida vale.
Es cuestión de querer salir adelante y ser mejores cada día. Motivarnos nosotros mismos y soñar, plantearnos metas para un día poder cumplirlas, tropezar y caer es parte del proceso.
No desperdiciemos el tiempo en algo que no valga la pena, el tiempo no se recupera jamás. La vida y la juventud son pasajeras, las dos son efímeras, por eso hay que procurar vivir de la mejor manera, ser para los demás una persona valiosa y sobre todo nunca dejar de ser niños.
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