NOTA 11


 

     En muchas ocasiones, cuando la desesperación invade mi estabilidad emocional, cuando me siento frustrada, asustada por el futuro o en el limbo; me he quejado por la suerte que me tocó de haber nacido en este país, Guatemala, un país con lugares hermosos, con suficientes recursos naturales, "el país de la eterna primavera"  sin embargo, las oportunidades de superación son escasas, la corrupción es imperante, el nivel educativo en todos los niveles es bajo, estamos retrasados en todos los sentidos, siento impotencia, siento enojo y angustia porque mi visión se nubla por estos factores negativos que son ajenos y externos  a mi y ese es mi error, dejar que situaciones que yo no puedo controlar ni dominar me dominen a mi y me quiten mi paz mental.

Vivo en una pequeña ciudad, un departamento de Guatemala, tengo una vida tranquila, trabajo, estudio, hago deporte, puedo salir a comer con mis amigos, hay supermercados cerca, panaderías, tiendas, todo se encuentra muy fácil y rápido para mi eso es algo común, normal y hasta rutinario, por eso muchas veces me olvido de agradecer, quiero más y me enfoco solo en lo negativo; porque no me esfuerzo tanto como otras personas.

Ayer, 15 de noviembre del año 2021 fui a la ciudad capital por asuntos de mi universidad, y como siempre vi a muchas personas corriendo tras los buses, otros esperando de brazos cruzados, recostados en la parada del bus, estas son imágenes comunes, itinerarios de todos los días, cuando viajo a la capital siempre pienso en lo temprano que se tienen que levantar esas personas para salir a estudiar o trabajar y lo difícil que es  estar corriendo de un lado a otro, ¡Cuánto estrés! pero ayer, reflexioné más y mejor, vi a un señor en silla de ruedas, saliendo de un callejón, intentando cruzar la calle, cargaba una bolsa de bombones en su regazo, los carros circulan por ahí todo el día todos los días, van a una velocidad considerable, el señor se quedó trabado en una banqueta, con sus manos giraba las ruedas, se notaba que estaba haciendo un gran esfuerzo, yo estaba del otro lado de la carretera, atrapada en el tránsito vehicular, mil pensamientos pasaron por mi mente en un segundo, ¿y si el señor se cae? ¿cómo se va a levantar? (lo peor de todo es que estaba a un lado de la carretera) los carros de mi lado empezaron a circular, el señor al fin pudo avanzar pero noté que su propósito era cruzar la calle para vender sus bombones, cruzar esa calle se le complicaría a cualquier persona con sus dos piernas en perfectas condiciones, no digamos a una persona sin sus dos piernas y que se moviliza en silla de ruedas.

Seguimos avanzando y mis pensamientos fluían en torno al señor de la silla y en lo agradecida que estaba por tener mis dos piernas y poder caminar, en lo agradecida que estaba por tener un buen trabajo y vivir en un lugar en donde cruzarme la calle no implica un problema de vida o muerte.

En la entrada de la ciudad hay grandes paredones de roca, algunos tienen cóncavos,  son como cuevitas que se encuentran del lado de la cera, a la orilla de la carretera; vi que algo raro salía de una cuevita, era ropa, o tela de color rojo, cuando nos alejamos más, vi que era una persona la que estaba ahí adentro y la tela eran sábanas que cubrían su cuerpo, también habían unas bolsas ahí; fue para mi una imagen muy fuerte; una persona durmiendo en el cóncavo  de un paredón, a orilla de carretera en la entrada de la ciudad, y lo más chocante y contrastante fue ver como a su lado pasaban cientos de carros lujosos, modelos recientes, camionetas brillantes y ostentosas, entonces, pensé y agradecí por tener un hogar que tiene techo seguro, agradecí por tener una habitación calientita, con una cama en donde puedo descansar, ropa limpia, zapatos, y sobre todo agradecí por no estar sola, agradecí más que nunca por tener una familia que me hace sentir amada y protegida.

También vi a un señor intentando cruzar la calle, llevaba una bolsa de pan (la panadería queda al otro extremo de su casa) no podía pasar, demasiada afluencia vehicular "hasta eso les cuesta pensé" ir a comprar pan; mientras que yo puedo hasta elegir la panadería, ir caminando tranquilamente y volver en un tiempo relativamente corto, me sentí agradecida hasta por eso, por poder ir tranquila y segura a comprar pan o cualquier cosa que necesite y regresar rápido, sin estrés ni complicaciones.

 
Lo que tenemos que entender es que; el enfocarnos en lo positivo dentro de lo negativo es lo que hace la diferencia en nuestra salud y bienestar mental y emocional, tenemos que aprender a visualizar todo lo que nos sucede de manera más objetiva y crítica, desde un punto de vista global en donde podamos ver todos los aspectos positivos que forman parte de cada circunstancia difícil por la que estemos atravesando y aprender a sentir el dolor ajeno para ser más empáticos con los demás y menos duros con nosotros mismos.

Muchas veces las situaciones llegan por azares del destino, hay experiencias, momentos, vivencias que no se eligen, solo llegan; por suerte, porque el universo y la vida así lo quiso y que nosotros no podemos cambiar, porque es parte de eso que nos tocó vivir, es parte de eso que llegó a nosotros, factores externos ajenos a nuestra voluntad, pero, lo que si podemos hacer es decidir como vamos a tomar esas situaciones que llegan a nuestra vida, tenemos dos opciones; enfrentar nuestra realidad como una amenaza y dejarnos vencer, o, afrontar nuestra realidad y seguir avanzando día a día por nosotros mismos, con fé, valentía y una buena actitud.






Dejo fotografía de la persona sin hogar.




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