El sentido de la existencia misma

 


Muchas veces nos cuestionamos el sentido de nuestra propia existencia, pensamos una y mil veces ¿qué hago aquí? ¿qué vine a hacer aquí? o ¿qué se supone que haré? también cuestionamos el origen de todo lo que nos rodea; desde la formación de estrellas hasta la epigénesis humana. Estos cuestionamientos nos llevan a un tipo de crisis existencial que nos hace sentir vacíos, sin propósitos, sin rumbo, nos hundimos en esos pensamientos y sentimientos de negatividad y pesimismo, tocamos fondo.

El ser humano es complejo, tenemos muchas preguntas pero nos cuesta buscar las respuestas, tenemos la idea de querer más pero no trabajamos por hacer más. El buscar un sentido a todo para ser felices nos hace ser infelices, porque, ¡la existencia misma es el sentido!, el pasar los días siendo y haciendo lo mejor que podamos, un día a la vez... El hacer lo que nos gusta y nos hace sentir bien, el dar algo positivo a los demás, una sonrisa, una palabra de aliento, colaborar con una buena acción, ese es el propósito de nuestra vida, un propósito en común; ser felices y ayudar a los demás a ser felices.

No podemos pasar los días en blanco, no podemos pasar la vida en blanco, solo siendo observadores pasivos de lo que sucede a nuestro alrededor o peor aún, observadores pasivos y jueces, criticando y sentenciando todo y a todos. El sentido de la existencia es servir, creer y crear. Contribuyendo a mejorar el mundo (no importando si el mundo es grande o pequeño) pero, esto solo lo podremos hacer desde nuestro interior, antes de ayudar y cambiar el mundo de otros debemos empezar por ayudar y cambiar nuestro mundo interno.

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