LIBERTAD
La libertad es la armonía que se alcanza con
el espíritu, esa paz y claridad que conseguimos cuando por fin estamos decididos
a cambiar todo aquello que nos aleja del bienestar espiritual, esa conversión que es
mucho más que cambiar de hábitos y de actitudes, es mucho más que “dejar de
hacer”. La verdadera conversión se da cuando nuestra mente, nuestra alma y nuestro
corazón se conectan para ser uno, uno con nosotros mismos, uno con la tierra y uno con Dios.
Cuando nos dispongamos a dar sin esperar recibir, cuando seamos bondadosos, cuando no critiquemos al prójimo ni le hagamos daño a nadie, seremos libres, cuando pensemos en el bien común, cuando dejemos atrás el pasado y los recuerdos o momentos malos, seremos libres, cuando pidamos perdón por algún daño o error cometido, seremos libres, cuando aceptemos que no todo está en nuestras manos y que no para todas las preguntas hay respuestas, seremos libres, hay cosas que son porque deben ser, al saber y comprender que hay situaciones que no podemos controlar, seremos libres...
Libertad significa
un cambio profundo en nuestro ser, en nuestro proceder por este mundo, es
reflexionar día a día sobre nuestra vida y propósito, sobre nuestra meta en
esta tierra. Los jóvenes vivimos en una era tecnológica en donde todo lo
tenemos fácil y todo se ve fácil, un mundo acelerado de vicios y libertinaje
con los que se pretende llenar un vacío existencial, pero nunca lo logran y
quieren más y más y se vuelve un circulo de tropiezos en los cuales pierden el
rumbo de su existencia y terminan en un agujero negro, las redes sociales son
una pantalla de absorción del alma, ¡nos están robando el alma! nos están robando ¡la libertad!
Libertad es sentirnos felices con lo que hacemos, libertad es sentirnos plenos. Debemos dejar de ser esclavos de nuestros pensamientos, de nuestras acciones y del mundo, empecemos a marcar la diferencia y a nadar contracorriente, abramos las alas y ¡vivamos!
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