Ayudar a Cambiar.




No sé si les ha pasado pero a mi me ha sucedido muchas veces, de hecho toda mi vida ha sido de relacionarme con personas que vienen a mi para hablar de sus problemas, sueños, metas, inconformidades o propósitos, y eso es algo que realmente ¡me encanta! siento como depositan tanta confianza en mi y agradezco sumamente eso.
Pero en ocasiones me veo en la obligación moral o el deseo interno de querer cambiar algo en las personas con las que me relaciono, aspectos de su vida que según yo están mal. Siento la necesidad de hablarles y decirles ¡oye, eso que estás haciendo no es del todo correcto, ¿ya te diste cuenta? pero no te preocupes, tu puedes cambiar eso!

He tenido muchas conversaciones de tipo "existencial" con varias personas a las que yo aprecio mucho; porque de no ser así no le prestaría demasiada atención a lo que hacen o dejan de hacer.

Es interesante como en nuestra historia de vida entran y salen personas, de todo tipo, de personalidades diferentes, y es normal querer dejar un bonito recuerdo, una bonita experiencia o una huella en la vida de esas personas, está bien intentar corregir el camino de alguien que de cierta forma está caminando en zig zag, está bien querer ser una luz, un guía o un consejero, pero... (y aquí viene lo más importante del texto)

Recuerda no perderte en el camino por intentar ayudar a otros a encontrarse.

Soy de las personas que no se dan por vencidas fácilmente, no me rindo rápido, doy segundas oportunidades, creo en la conversión de las personas y tengo mucha paciencia, pero muchas veces ésta actitud me lleva a la desesperación, me frustra no lograr lo que me propongo (refiriendome a las personas) en cierta ocasión hablé con un sacerdote (lo hago siempre que se presenta la oportunidad)
le comenté que me sentía agobiada porque, por más que hablaba y aconsejaba a una amiga, ella solamente ignoraba mis palabras, le dije que ya no sabía que hacer, que me sentía muy triste por no poder ayudarla a cambiar.

El sacerdote me respondió que, el cambio no se veía inmediatamente pero que yo ya había hecho lo que tenía que hacer, más no podía, porque el verdadero cambio empieza por uno mismo, me dijo:

¿Cómo usted hará que cambien si son ellos los que no quieren cambiar? y citó una frase de Jesús:

"Ayudate que yo te ayudaré" en esos momentos yo seguía sintiendome totalmente frustrada pero luego recapacité con lo siguiente:

-"Para ayudar en la conversión de otros, primero debemos estar bien nosotros, y ¿cómo una persona puede estar bien si se agobia por problemas ajenos a los que no puede dar solución?"

Totalmente cierto, en el proceso de "cambiar a los demás" estaba perdiendo mi paz, mi tranquilidad, mi bienestar, no porque intencionalmente quisiera hacerlo, era por el simple hecho de sentirme mal por no ver el efecto de mis palabras en ellos.

Por eso te digo, está bien que tu corazón sea tan noble como para preocuparte por alguien más, está bien que des consejos y brindes ayuda a quién lo necesita, pero solo, solo, si está persona quiere tu ayuda, de lo contrario no vale la pena gastar tus energías y tu serenidad por alguien que ni se da cuenta de la importancia que tiene en tu vida, no vale la pena perder tu equilibrio por alguien que no valora los esfuerzos que haces por querer "enderezar" su rumbo, muchas veces las personas no notan el daño que se están haciendo, es más, lo disfrutan, no son capaces de admitir que hay algo mal con ellos y eso es lo que no les permite cambiar.

No pierdas tu paz por alguien que no valora tus esfuerzos.

Hay personas que necesitan experimentar en carne propia las consecuencias de sus errores.

Ayuda a los demás, escuchalos, brindales una mano amiga, sé paciente, pero también aprende a alejarte cuando sea necesario  y no te sientas mal por eso, hiciste lo correcto, dentro de tus posibilidades.

Sé feliz, que nada ni nadie altere tu armonía interior.



Comentarios

Entradas populares